Tras algunos meses que quizás se han hecho más largos de lo deseado, ya has vuelto a "tu" casa, Señor, la capilla donde recibes nuestras oraciones.
En realidad nunca te "fuiste" pues resides en mi alma cofrade y estoy convencido de que también en todos y cada uno de tus devotos.
Ampáranos siempre, Señor de la Humildad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario