Cabecera de la Procesión, con el muñidor, Cruz de Manguilla y hermanas de mantilla que imprimieron total elegancia al Cortejo 
La Presidencia del Cortejo (Hermano Mayor, Vicesecretario con el Estandarte y Vicehermano Mayor) y al fondo, la Santa Cruz portada por nuestro Diputado de Cultos)
El Cortejo durante la Procesión tras los Oficios de Santa María hasta el Sagrario
A pesar de la posibilidad de lluvia, el pasado Jueves Santo 20 de Marzo de 2008, pudimos llevar a cabo uno de los actos previstos en la celebración de nuestro aniversario más especiales: la procesión conmemorativa de Adoración de los Sagrarios en recuerdo de nuestros orígenes con la Santa Cruz, pues fueron 20 hermanos terciarios los fundadores de esta Hermandad, los cuales adoraban cinco sagrarios de la entonces Villa de Linares y se postraban ante ellos la tarde-noche del Jueves Santo, en recuerdo de las Cinco Llagas de Cristo.
Numerosas hermanas acudieron vestidas de mantilla, y comenzando nuestras reflexiones en nuestra Parroquia, partimos abriendo cortejo con nuestra Cruz de manguilla precedida del muñidor hasta Santa María, donde asistimos a la Eucaristía del Jueves Santo en la que fue nuestra sede durante siglos; posteriormente, tras acompañar a la procesión hasta al Sagrario, y hacer la segunda reflexión (todas ellas preparadas por nuestro Diputado de Cultos), nos dirigimos al Sagrario del Convento de Sor Ángela, encontrándonos arropados por las Hermanas de la Cruz,cuyo aprecio es mutuo.
Seguidamente, nos postramos ante el Sagrario de San Francisco, nuestra iglesia madre, para por último finalizar ante el Sagrario de nuestra sede canónica, San Agustín.
Se trató de un acto solemne y elegante, y a pesar de todos los impedimentos que trataron de ponernos desde el principio, se llevó a cabo, demostrando que no molestábamos a nadie y dando testimonio de Fe público más de 450 años después.
A todos los que participamos, entre los que me incluyo, GRACIAS.
Seguidamente, nos postramos ante el Sagrario de San Francisco, nuestra iglesia madre, para por último finalizar ante el Sagrario de nuestra sede canónica, San Agustín.
Se trató de un acto solemne y elegante, y a pesar de todos los impedimentos que trataron de ponernos desde el principio, se llevó a cabo, demostrando que no molestábamos a nadie y dando testimonio de Fe público más de 450 años después.
A todos los que participamos, entre los que me incluyo, GRACIAS.
